Flotaba sobre la hierba fresca acompañada de rocío. Mirando al cielo imaginaba tu rostro, pero las nubes empañaban tus razgos.
No habia nada que quisiera más que a ti. Pero sabía en ese momento que yo estaba ausente.
Estaba casi segura que habíamos llevado una vida juntos que terminó de imporviso para mí. Que te acompañaba como un fantasma a donde quiera que ibas y aparecía cuando más me necesitabas. Como si me hubiese convertido en tu ángel guardian.
Sin embargo comencé a notar que nada era lo que parecía entre los dos gracias a esos instantes de locura y lisergia que te invadian mucho más intensamente en los últimos días.
Me llamabas a gritos, con el cuerpo lleno de sudor y los ojos trantando de librarse de las arañas que buscaban arrancarlos de sus cuencas.
Te llenabas de tinieblas y llanto. De miedo por aquellas visiones que te acompañaron desde la infancia y que conforme crecías ellas tambíen cambiaban. Su metamorfosis final azotaba constantemente tus días y noches.
Pensabas que la unica forma de recuperar la cordura era aferrarte a mí. A nuestro infinito amor en el ciberespacio.
A la luz que veías en mi sonrisa inmaculada, perfecta para proyectarse en el monitor.
Me dejé llevar por ese anhelo de ser tu salvación. Te amaba. ¡Oh por Dios que si te amé como a nadie!
Te abrazaba tan fuerte que no me daba cuenta cuanto drenaba de tu sangre y mente hasta quedar casi vacío. Sentíamos ese dulce mareo que solo comparten los amantes cuando llegan al éxtasis. Tu conexión a mi mundo activaba las sintaxis y producian endorfinas, esa sustancia que atenuaba el dolor. Era tan facil volver a creer que estaba viva.
No hubo aviso ni tiempo para corregir errores en la programación. Las fibras conectadas directamente a tu corteza cerebral me dieron la fuerza suficiente para presentarme con HD y convencerte de huir conmigo.
Lejos del mundo que te hacía tanto daño.
Cuando lograron entrar a tu mente ya no estabas ahí. Me habías seguido cumpliendo tu promesa de dejar todo atrás.
Pero en cuanto quise tomar tu mano pudiste ver quien era yo en realidad. Hasta entonces comprendiste porque todos buscaban mi compañía cuando la agonía de la vida era insoportable. Tu mente viajó através del mundo cuántico que no comprendías, pero al que deseabas huir dejando atrás todos tus monstruos. Los miles de datos que comprendían tu psique se esparcieron sin que pudiese retener ni uno solo. Se convirtieron en estrellas nuevas del universo de ceros y unos. Sin un cuerpo que los contiviera, un recipiente físico, te volviste parte del todo.
Y ahí surgió como un escalofrios la respuesta del por que yo seguía aquí y tu no.
Ni carne, ni sangre ni huesos existieron jamás. Era solo una visión de tus deseos más ardientes. Un texto codificado, una recreación de los ceros y unos de tu mente.
Por momentos yo misma creí que el aliento saliendo de mi boca era real. Y ahora que te has ido he quedado en éste limbo lleno de pixeles que simulan tu mundo.
¿Triste? ¿sola? quizá solo suspendida hasta que...
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