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Foto del escritorDurindana

Cine stream y el presunto asesinato de la pantalla grande.


Haciendo una investigación sobre el found footage, del por que no es considerado en los premios Oscar para un futuro artículo, me encontré con la pregunta que está en la mira de muchos en estas épocas de pandemia. La gente ha tenido una experiencia claustrofóbica gracias a la cuatentena por el COVID- 19. Esperando el final de su confinamiento, han probado el streaming de películas y series por medio de las plataformas que ya habían aparecido años atrás. Sinembargo muchos extrañan la experiencia de asistir a una sala de cine, el olor a palomitas, con el sonido envolvente del sorround y la complicidad con extraños frente a la gran pantalla. El debate se enciende cuando se habla del posible cierre de las salas de cine. Haciendo que las películas en plataformas de streaming lo sustituyan.

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Esto mismo ha pasado ya con otros medios. Por ejemplo, cuando comenzó la era digital hubo grandes cambios en el formato tanto para guardar los datos como para mejorar la calidad de sonido. Los vinilos dejaron de utilizarse y pasamos al cd. Posteriormente dejó de ser física para convertirse en mp3. Esas modificaciones a la calidad y formato de el audio influyeron en todo. Cambió la forma de adquirir reproducir y almacenar la música. Igualmente pasa con el formato audiovisual. Incluso desde su creación, las películas toman en consideración en que lugar serán exhibidas. Ya no todo está filmado para la pantalla grande. Netflix y HBO han creado sus propias películas para "proyectarlas" en las pantallas 4k en casa. Se enfocan más en el tipo de gustos del espectador al que irán dirigidas que al medio para reproducirlas.

Por supuesto que actualmente se invierte más en las producciones cinematográficas. El problema con el costo llega cuando pretenden recuperar y superar cifras con lo recaudado en taquilla. Al llegar a las salas de cine se eleva el precio de la entrada para el espectador y a los dueños de las salas les cuesta mantener un buen servicio. Antes acudir a ver un filme te preguntas si vale la pena el gasto. Cada vez es más común pagar una entrada cara para mirar una película mal enfocada, que se interrumpe y no se retoma, con un pésimo audio. Se ha perdido mucho la mágia y complicidad entre el cine y el espectador a causa de los problemas técnicos. La falta de mantenimiento del equipo es obvia. El crecimiento monstruoso de las industrias como Disney se da gracias a que no solo se enfocan en hacer películas. Venden merchandising de los personajes más populares, crean series televisivas y explotan como pueden su imagen. Así que recuperan lo invertido en los metrajes además que tambien los producen en serie como en una fábrica para sacarles más jugo, aunque carezcan de calidad en la trama. Obviamente han buscado posicionarse también en el streaming. En contraste las películas que se financían independientemente son rechazadas para competir por premios que les darán prestigio. No les dan el crédito que merecen muchas de ellas por que nunca se han proyectado en salas. Lo peor es que cuando los creadores buscan distribuir sus films se encuentran problemas para ser exhibidas y el único camino que pueden tomar es el de ofrecerla solo en una plataforma de streaming.

El cine era ciencia, luego arte, se convirtió en entretenimiento y de ahí en negocio. Si el streaming requiere de menor costo para ellos y mayor ganancia se optará en apoyar este medio como su principal herramienta de difusión. Una película es buena sin importar donde la mires. Su trama, la narrativa, la música, las actuaciones, la ambientación y la fotografía serán las que hagan de ella algo que disfrutar. Retomando el ejemplo del principio. Con la música digital se decía que moriría la radio, que no habría necesidad de grabar un disco físico por que la gente optaría por adquirila solo en playstores. Pero mirando la realidad esos miedos son infundados. Más que nunca hay estaciones de radio para todos los gustos transmitiendo las 24 horas. Las ventas de CDs originales siguen dejando ganancias considerables a los músicos y las compañías discográficas. Incluso la moda vintage y el coleccionismo trajeron de vuelta los vinilos LP y son muy cotizados en el mercado. Como vemos los medios de distribución y la forma "física" se transformaron pero el contenido sigue dependiendo totalmente de los creadores. Lo mismo pasa con el cine. Quizá las salas de proyecciones deban solo adaptarse al nuevo público que busca de sus servicios y no aferrarse a lo que antes fué. La sociedad ya no es la misma. Hay que satisfacer nuevas necesidades. Existe un público para el cine exhibido de ésta manera.

No a todos les gusta una pantalla chica para mirar sus películas favoritas. Hay otro tipo de gente que prefiere la comodidad de su sala o dormitorio para una maratón cinéfila. O incluso aquellos que encuentran placentero mirar en el celular "Duro de matar" de camino a casa en el transporte público.



Para mí todos estos son solo medios para disfrutar del séptimo arte. Y seguiré ocupando una butaca en la oscuridad con palomitas mientras me brinden un servicio de calidad.




 

*Si quieres saber más sobre el conflicto entre las Academias e Instituciones de Arte Cinematográfico con plataformas de streaming como Netflix te recomiendo leer el siguiente artículo de FILMARKET HUB.

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